Llevo un cuarto de siglo -se dice pronto- dedicado a la consecución de proyectos de digitalización para las más importantes empresas editoras de prensa de España, para instituciones públicas como son gobiernos autónomos, diputaciones, ayuntamientos, y para muchas universidades, tanto públicas, como privadas.
He visto todo tipo de archivos, bibliotecas, documentos, cajas, archivadores,… entre mis clientes se encuentran grandes profesionales del sector. Unos más duros de roer, otros más afables y próximos, pero si en algo coinciden, es que son grandes personas, grandes profesionales y con la inmensa mayoría he podido construir una amistad.
Durante estos años, algunos han dejado ya este mundo. Otros han cambiado se trabajo y les he perdido la pista. Otros se han jubilado,… El tiempo pasa para todos.
Pero en muchas ocasiones hay un “pero”: pedirnos a las empresas, que desplacemos nuestra maquinaria para poder digitalizar en la propia sede del cliente. Esta es una práctica extendida entre algunas empresas del sector que arrastra a que a los demás se nos exija lo mismo. Para empezar, deberíamos ponernos de acuerdo todas las empresas y negarnos a desplazar maquinaria.
Es cierto que muchos otros, quizás la mayoría, confían en nuestro buen hacer y entienden la problemática, poniendo así fácil la tarea de llevar y traer su documentación con las máximas garantías.
A continuación van unos cuantos argumentos en pro de no sacar las máquinas fuera:
- Son máquinas de altísima precisión que no se han hecho para llevarlas viajando de aquí para allá. Y al igual que un paciente va al hospital a que le hagan una resonancia o un TAC o una simple radiografía y no se llevan esas máquinas a casa del enfermo, tampoco debemos trasladar nosotros esos escáneres que, en muchos casos, representan inversiones de más de 40.000,00 euros.
- En muchos casos para trasladar esa máquina antes se debe desmontar y esto conlleva unas cuantas horas de un técnico, horas que hay que pagar. Además, tras el montaje nuevamente, deben ser calibradas con cartas de color, lo que es una tarea que no está al alcance de cualquier mortal.
- Que la documentación es sensible y delicada eso lo sabemos todos y más el que escribe, que es Doctor de Historia Medieval y ha tratado con muchos pergaminos de los siglos XII, XIII y XIV, con actas, censos, padrones, prensa, fotografías, placas, etc. Pero igual de delicada es la maquinaria con la que preservamos esos originales.
- Trasladar un escáner implica también contratar a un operador en la zona, puesto que, si trasladamos a una persona de plantilla, el proyecto se encarece al tener que abonar dietas de desplazamiento y manutención. Y eso sin quitar el hecho de que esa persona no está habituada a los controles de calidad de la empresa, y que se requiere una formación de dos o tres días o simplemente que no es productiva y, por tanto va en detrimento de nuestro cliente y en perjuicio nuestro.
- Finalmente, hay que tener en cuenta que las máquinas en sede de la empresa trabajan dos o, incluso, tres turnos y en casa del cliente trabajarán un solo turno. Por lo tanto, el turno que no trabajan debe resarcirlo el cliente, pues si esa máquina se ha trasladado ha sido por querer del cliente.
Espero ver el día en que los clientes más reticentes se den cuenta de que aumentar los costes de un proyecto por el capricho particular, hace que los pocos presupuestos que hay para la Cultura, se agoten en tareas que son fácilmente sustituibles con un buen seguro de transporte, realizado por la misma empresa proveedora.